lunes, 25 de septiembre de 2017

Una crónica que comienza

El Calafate, Santa Cruz


Amanece nublado y con el mismo viento de los últimos días golpeando en la ventana. Caliento agua para el café moviendo las cosas en silencio. De las tres puertas en línea sólo la mía está abierta. No logro recordar la hora a la que me pasan a buscar: las siete o las siete y media. 

Suena un despertador detrás de una de las puertas. Alguien lo apaga. Son las siete menos cinco. Me pongo la campera, agarro el bolso con la cámara y salgo a la calle.

Las siete y treinta y cinco. Nadie aparece. Empiezo a preocuparme por algún malentendido, pienso en la posibilidad de ir hasta la agencia de viajes que me vendió la excursión y camino hacia la esquina. El catamarán sale a las nueve y de acá al punto de salida, Puerto Bandera en el Lago Argentino, se tarda  más o menos una hora.

A las ocho menos cuarto un colectivo frena en la puerta de mi hotel levantando una nube de tierra en la que se distingue una persona con una planilla. Tengo que correr unos cien metros, mientras la persona de la planilla comienza a mirar para los costados buscando a su pasajero. Así empiezo mi día de visita al Glaciar Upsala y Bahía O Nelli.

Hay dos caminos que van para la zona a la que nos dirigimos, el más corto, la ruta 11 que bordea el Lago Argentino, está siendo asfaltado. La ruta 15 es algo más larga. Pasamos por la estancia Anita. El colectivo tuvo que tomar por un camino de tierra. 

Era el año 1999.