Legamos
lechos para que los demás descansen,
se
agiten mantas, se cubran serenos
del
polvo, del viento, herederos,
del
aire la era la ciega capa,
el filo
de niebla que atraviesa cerebros,
veladores
del cielo, navegantes y hacheros,
buscadores
de sobras con lupa,
adoradores
del fuego.
Del
óxido herreros legamos lechos
para
que se asienten cencerros,
en la
tibia huella y la astillada boca,
las
copas de hojaldre nos celebran el pecho,
nos
sacuden el día cuidadores del riesgo,
de la
cama rozando la pared de la cueva,
de la
luz proyectando la sombra del techo,
y
queremos ser rescatados
ser
sanos, sabios, ser santos.
¿Qué
quisiste decir cuando dijiste
eso no es suficiente?