jueves, 31 de marzo de 2022

Algo

 

Algo hermoso y extraño.

No eso que dicen en la radio,

De que hay demoras,

Y heridos.

No, eso no.

En los principales accesos.

Algo sorprendente.

Agazapado.

lunes, 14 de marzo de 2022

Aires II

 

Y yo comía,

aceitunas,

Y yo Leía,

Y yo escribía,

Siempre yo,

Fumaba y tomaba,

Yo cerveza todo

frente a la semifinal de tenis

Y al mismo tiempo yo

Durante el cambio de saque,

Uno de los jugadores,

masticaba una banana,

Y pedía aserrín para sus manos

Y “está dispuesto a dar pelea”,

decía el comentarista en la tele

frente a la cual rezaba

la cal su escama

su vientre de mimbre

pulida tu pulpa

a la cal oraba

frente al napalm su mimbre

de cráneo su culpa perdida

tu carta natal rastreaba

al ras su seda

su alfombra tendida

predicaba tu pulga

voraz la cal

su tul

su mano de esponja

y la yema en la llaga

pronunciaba espirales

de rabia sagaz

y dudas descalzas

y yo buscaba rastros

Gemelos frapé

Tiernos derivados

De huevos diferentes

Gametos los ofrecía

Los guardaba

Los volvía a ofrecer

Y no pasaba nada

Convocaba Brotes

Gemación

Germen de mi pausa

Y Soma

¡taxia taxia taxia!

Galopaba a gritos

¡En la dirección de la excitación!

Me decía:

¡Quiebra tu colina!

¡carroza!

¡Zángano sin celda!

¡tu caída en la distancia!

¡Seas fósil así marcas en la piedra tu pereza!

¡Tu inclinación en la sombra!

Respondía.

Y vos te creías que eras alguien

Que tomabas decisiones

Que tenías sentimientos

En cambio yo,

mirá por dónde andaba,

¿A que no ves nada?,

Me decía yo andando.

domingo, 13 de marzo de 2022

Aires

 

Yo corría tras tu vestido

que cordial flameaba

entre los cuernos

de un viento extraño.

 

Tu tela se soltaba de dedos

y flotaba fecunda

sobre sólo vientos y vientres.

 

Tu tela desbordaba su seda,

deshacía tu trama,

y colgaba monigotes

de hilos helados.

 

Mi meta, mi manto,

recibía rozando tu celda,

su cita de asalto.

 

Un sobre cargado de crías

desplegaba postales,

por debajo de la puerta,

lingotes rizando colinas

colmadas de huesos

supuraba mi meta, mi encanto,

derrapaba cordura y volcaba

patas arriba

al costado de la ruta.

 

Por panza redonda remitía

al almíbar de sangre,

y al campo de hambre

quemando la leche.

 

Por prisa presunta perecían,

las alas salando en el polen,

las atabas al sudor del quieto.