Ella
mordía una manzana.
Él
tocaba la palma de su mano.
Ellos
reían sin parar.
Ella
corría descalza sobre la arena.
Él
soportaba el calor y el olor a transpiración
que a
esa hora llenaba los colectivos.
Ella
halagaba su peinado.
Ellos
se besaban en la escalera mecánica del Corte Inglés.
Ella
abrazaba a su perro y lo retaba por no quedarse quieto.
Él
escupía mientras caminaba a su trabajo.
Ella
fumaba escuchando los ruidos que venían de la calle.
Todos
sabían.
Nadie hacía nada.
Él
esperaba el momento de soltarlo todo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario